25 abr 2012

Hijos de Zeus. IV, Dionisio

"Baco" de Miguel Ángel.

       Dios del vino, el teatro, la fiesta y el éxtasis. Dionisio es hijo de Zeus y de Sémele, princesa de Tebas e hija de Cadmo y Harmonía. Pertenece a la segunda generación de dioses Olímpicos como Ares, Apolo, Ártemis, Atenea y Hermes. Dionisio difundió el cultivo de la vid y, en un sentido más elevado, fue también el dios de todas las cosechas, extendiendo el conocimiento de la agricultura. Además de divinidad agraria, es un dios espiritual, ya que mantenía una estrecha relación con sus fieles, llega a haber una conexión mística a través de los cultos orgiásticos.

"Dionisio, dios del vino y de la inspiración, era festejado mediante tumultuosas procesiones en las que figuraban, evocados por máscaras, los genios de la Tierra y la fecundidad. De estos cortejos se originaron las representaciones, más regulares, del teatro, la comedia, la tragedia y el drama satírico, que conservó por más tiempo la huella de su origen". Pierre Grimal: Diccionario de mitología clásica. Grecia y Roma, Edt. Paidós, Barcelona, 2007. Pag.141.
      Cuando Hera, la esposa de Zeus, se enteró del embarazo de Sémele, planeó una sutil venganza contra los amantes. La diosa, disfrazada, convenció a la joven Sémele  para que pidiera a Zeus una prueba de que era un verdadero dios, y para ello debía aparecerse en su verdadera forma. Así que Sémele le pidió a Zeus que le mostrase en toda su gloria y grandeza, cosa que hizo el dios para complacerla. Sin embargo, la mortal no pudo resistir a la visión, el brillo del dios era tan intenso que cayó muerta ante su amante.

"Júpiter y Sémele" de Rubens.
"Júpiter y Sémele" de Sebastiano Ricci.
"Zeus y Sémele" de Luca Ferrari.
       Zeus consiguió salvar el feto que estaba creciendo en el vientre de Sémele, quien estaba en el sexto mes de gestación. Lo cosió a su muslo y llegada la hora del parto, lo sacó vivo y perfectamente formado. Así nació Dionisio, el dios "nacido dos veces" y que fue confiado a Hermes. Éste encargó al rey de Orcómeno, Atamante, y a su esposa Ino, la educación y crianza del bebé. Pero antes, Hermes les ordenó que vistieran a Dionisio con ropas de niña con el fin de burlar a Hera, quien buscaba la perdición del niño. Esta vez no la consiguieron engañar y volvió locos a los tutores de Dionisio: Ino y Atamante.

Nacimiento de Dionisio. Cerámica.
"Nacimiento de Baco" de Poussin.
       Por consiguiente, Zeus recogió a Dionisio y se lo llevó fuera de Grecia, a un país llamado Nisa (situado en Asia, Etiopía o África) y lo entregó a las ninfas de aquella tierra lejana para que lo criasen. En esta ocasión, para burlar a Hera, convirtió al joven dios en un cabrito, lo cuál explica que el dios suela estar acompañado y asociado a este animal.

"Mercurio confía al infante Baco a las Ninfas "de Boucher.
       Cuando Dionisio se hizo adulto descubrió la vid y la gran utilidad que aportaba. Pero Hera volvió a vengarse e hizo que el dios enloqueciera y provocó que el dios anduviese errante, acompañado por las Ménades, entregadas al éxtasis y al entusiasmo, los Sátiros y los Silenos, aunque el dios se mantenía ajeno al frenesí de su cortejo. Continuó así hasta llegar a Frigia, donde fue recibido por la diosa Cibeles, que le purificó y le inició en los ritos de su culto. Después se dirigió a Tracia, donde fue mal acogido por el rey Licurgo que quiso aprisionarle, pero el dios volvió a ser salvado, esta vez por Tetis. Sin embargo, Licurgo consiguió capturar a las bacantes, mujeres que acompañaban a Dionisio y practicaban su culto. Estas mujeres fueron liberadas y Licurgo fue atacado por la locura, de tal manera que se cortó la pierna pensando que estaba destruyendo la vid, la planta sagrada de su enemigo. Cuando recuperó la razón vio que su país estaba siendo atacado por un azote de esterilidad. Por tanto, consultó al Oráculo de Delfos, el cual le reveló que la cólera de Dionisio no se calmaría hasta que Licurgo muriese. Y así hicieron sus súbditos.

"Bacantes".
     No he podido encontrar al autor de esta obra pero es la que más me ha gustado para ilustrar a las bacantes. Eurípides, un escritor antiguo griego, escribió una obra llamada Las Bacantes que explica un episodio de la vida de Dionisio: su regreso a Tebas. Espero algún día conseguir el libro y hacer una entrada sobre él, hasta entonces, os dejo un pequeño resumen: Dionisio, que era hijo de Sémele, princesa de Tebas, quiso volver a su patria. Una vez allí, no creyeron que él fuese Dionisio, así que atrajo a las mujeres de Tebas para que formasen parte de su séquito de bacantes. Penteo, rey de Tebas no permitió tales cultos por los que fue castigado, al igual que Ágave, hermana de Sémele y madre de Penteo.

"El triunfo de Baco" o "Los Borrachos" de Velázquez.
        Otro mito conocido relaciona a Dionisio con unos piratas. El dios quería viajar hasta la isla de Naxos, así que contrató los servicios de unos piratas para que le llevasen hasta allí. Sin embargo, los piratas tenían otras intenciones: partieron rumbo a Asia para vender allí a su pasajero como esclavo. Cuando Dionisio se dio cuenta, transformó los remos en serpientes, llenó el barco de hiedra e hizo que resonaran flautas invisibles. Paralizó la nave entre enramadas de parra, de tal modo que los piratas, enloquecidos, se precipitaron al mar, convirtiéndose en delfines (lo que explica que estos animales sean amigos de las personas y ayuden a los náufragos, puesto que son piratas arrepentidos).

Dionisio convierte a los piratas en delfines. Mosaico.

"Baco" de Caravaggio.
      A partir de este momento, el poder de Dionisio fue reconocido por todo el mundo y, tras extender su culto por doquier, el dios consiguió ascender al Olimpo junto con los demás dioses. Pero antes, quiso pasar por el Inframundo para recuperar a su madre. Una vez allí, Dionisio le pidió a Hares (del que hablamos en El nacimiento de los primeros dioses que podéis recordar aquí) que le devolviese a su madre Sémele. El dios del Inframundo aceptó con la condición de que Dionisio le entregase algo que fuese muy importante para él y, entre sus preciadas plantas, escogió el mirto. Según se dice, los iniciados en los cultos mistéricos eran coronados con mirto.







     Dionisio se casó con Ariadna, una princesa cretense, hija del rey Minos. Este personaje pertenece al mito del minotauro que ya tocaré más adelante.

"Baco y Ariadna" de Guido Reni.

        El atributo de Dionisio es el tirso, un bastón con vides enrolladas y rematado con una piña. El tipo iconográfico evoluciona desde un hombre con afilada barba y larga túnica hacia su imagen definitiva como un joven andrógino, imberbe y desnudo, enturbiado por la bebida.

Dionisio. Cerámica.
       En el tipo iconográfico romano del Triunfo de Baco suele representarse en un carro, con un cántaro de vino y una piel de pantera colgada al hombro y rodeado de su frenético cortejo. En su condición de hijo de dios y madre mortal, Dionisio es considerado en la Edad Media como una prefiguración de Cristo. El arte renacentista y barroco consagraron varias iconografías que gozarán de larga tradición posterior. Por ejemplo, la escultura de Miguel Ángel representa el paradigma del hedonismo clásico; el triunfo del dios en su carro junto a Ariadna en la visión apoteósica de Carracci; o la bacanal de Tiziano, que encarna la alegría y la liberación juvenil infundidas por el dios. Lo que nos demuestra que los botellones no nacieron en el siglo XX-XXI y comparados con la locura y el exceso de la antigüedad, incluso de la Edad Media, son de risa.

"El Triunfo de Baco y Ariadna" de Carracci.

"El triunfo de Baco" de Poussin.
        En la época romana también adquirió mucha popularidad el culto a Dionisio/Baco, que estaba vinculado a los Misterios, unos ritos y ceremonias secretas que practicaban congregaciones de hombres y mujeres que habían sido iniciados (no se les permitía participar a personas ajenas a esta iniciación). Estos ritos sagrados introducían a los iniciados en doctrinas religiosas secretas, que en muchos casos estaban relacionadas con la continuación de la vida después de la muerte. Los Misterios parecen haber tenido un doble propósito: dar consolación e instrucción moral para la vida en la tierra, e inspirar esperanza en la vida después de la muerte. Estas creencias eran inexistentes en la religión romana, por ello la gente acudía a estos cultos que fueron popularizándose con el paso del tiempo.

"Sacrificio a Baco" de Massimo Stazione.
      Como ya comenté anteriormente, el culto a Dionisio/Baco era conocido por sus bacanales orgiásticas, en las que los bailes, los cantos y los gritos de los borrachos se descontrolaban en una espiral de alegría. Pese a su imagen de indulgencia hedonística, estas prácticas rituales tenían un propósito objetivo. Se creía que al beber cantidades excesivas de vino, los miembros del culto podrían liberarse de las inhibiciones sociales y entrar en el reino del abandono divino.

"La Bacanal" de Tiziano.

      Estos cultos tenían un carácter licencioso y orgiástico, que llegaron incluso a la tradicional Roma en el siglo II antes de nuestra Era. El Senado Romano, que defendía las costumbres tradicionales romanas, prohibió la celebración de estos cultos, en especial las bacanales, en el 186 a. E., ya que podían suponer una amenaza para la unidad de Roma. Pero este tipo de religiones siguieron teniendo gran popularidad, en especial por proporcionar un sentido de la vida después de la muerte.

     En Pompeya existe una villa denominada Villa de los Misterios precisamente porque ahí se celebraban ritos mistéricos relacionados con Dionisio. Este lugar posee unos preciosos frescos que representan los ritos de iniciación y la vida del dios.

Frescos de la Villa de los Misterios, Pompeya.

15 abr 2012

Hefesto, el dios Herrero

"Vulcano forjando los rayos de Júpiter" de Rubens.
   Hefesto, dios del fuego, de los metales y la metalurgia y, por tanto, de los herreros. Reina sobre los volcanes, donde tiene dispuestos sus talleres y trabaja con sus ayudantes, los cíclopes. Hefesto no vive en el Olimpo como los demás dioses olímpicos, sino que habita en sus talleres donde fabrica los rayos de Zeus, el tridente de Poseidón y las flechas de Ártemis.

   El nacimiento de Hefesto es otro caso de nacimiento curioso en la mitología. Ya habíamos visto que Afrodita nace de entre la espuma del mar cuando los testículos de Cronos caen ahí; Atenea tiene un nacimiento cefálico; y Hefesto es un caso de autogamia, es decir, autoengendrado por la propia Hera. La esposa de Zeus, harta de ver cómo su marido tiene aventuras con humanas, ninfas y diosas, decidió tener un hijo sin necesidad de la aportación masculina. Otra versión cuenta que es hijo de Zeus y Hera, pero es más interesante la primera ¿verdad?.

     Todas las historias coinciden en que Hefesto era cojo y feo. Sobre su cojera hay varias historias: una afirma que nació cojo y Hera, al ver lo feo y deforme que era, lo escondió de los demás dioses y lo arrojó del Olimpo siendo un bebé. Después de muchas horas, Hefesto cayó al mar, medio muerto, donde le encontró Tetis y lo acogió (otra versión dice que por culpa de esta caída, siendo niño, se destrozó un pie y por eso quedó cojo). La ninfa se percató del talento que tenía el dios para las actividades artesanales. Otra historia cuenta que un día, Zeus y Hera tuvieron una fuerte discusión y él salió en defensa de su madre y, por tal insolencia, el dios supremo le tiró del Olimpo. Hefesto estuvo un día entero cayendo, hasta que finalmente dio en al tierra (específicamente en la isla de Lemnos) donde quedó malherido, casi sin respiración. Fue recogido por Sintios (pueblo tracio inmigrado en Lemnos), quienes lo curaron, pero quedó cojo para siempre.

       Sea cual fuera la versión, la idea fundamental de los griegos (en realidad no deberíamos hablar de griegos, sino de helenos) es que el fuego bajó a la tierra en forma de rayo.
"Vulcano en la forja" de Guillaume II Coustou.

"El carácter de Hefestos es contradictorio. Por un lado es un duende, un bromista del que uno se ríe porque cojea, por su cara llena de hollín, porque es feo; por otro lado es imprevisible hasta la maldad. Esta contradicción quedó ya demostrada en la primera obra artística que realizó, que curiosamente era un regalo para Hera, su madre, la que le había arrojado del Olimpo". Kölhmeier, Michael; Breviario de mitología clásica I, Círculo de Lectores, Barcelona, 2005. Pags- 90-91.






        Esa primera obra de la que habla Kölhmeier se trata, ni más ni menos que de un trono de oro, un obsequio para su madre. Pero este trono tenía una peculiaridad, poseía unas cadenas que atrapaban a todo aquél que se sentase en él. Este privilegio fue a parar a su progenitora, la diosa que le había tirado desde el Olimpo cuando no era más que un bebé. Cuando Hera se dio cuenta que no podía levantarse del trono, todos los dioses intentaron liberarla, pero solo había uno capaz de ello: Hefesto, el que lo había construido. Así que mandaron a Hermes en busca del dios, este le pidió que la liberara pero Hefesto se negaba a tal cosa, a no ser que le dejasen ver a Hera. De esta manera, entró en el Olimpo (según se dice montado en un asno) y la escena satisfizo su venganza, pero cuando los dioses le preguntaron cómo iba a hacer para liberarla él no contestó, tan solo habló cuando Dioniso le dio de beber vino y se emborrachó.

Hera apresada en su trono
     Desde entonces, Hefestos permaneció en el Olimpo, aunque era el servidor de los dioses, se reían de él por ser cojo, por su cara llena de hollín, pero también apreciaban su gran habilidad artesanal. Creaba palacios para los dioses para que vivieran entre lujos, también fabricó la armadura de Atenea, forjó las armas de Aquiles por petición de Tetis, el carro de Helios, el cinturón de Afrodita y armas para Eneas que le pidió Afrodita. Participó en el nacimiento de Atenea (como contaba en Hijos de Zeus. II, Atenea que podéis recordar aquí), en la creación de Pandora, cuyo cuerpo moldeó con barro (entrada que podéis ver aquí) y contribuyó al castigo de Prometeo, clavándolo en el Cáucaso (mito que podéis ver aquí).

 
Hefesto y Atenea creando a Pandora. Dibujo.
Hefesto y Atenea creando a Pandora. Cerámica.













Hefesto crea a Pandoa. Crátera.
    Como comentaba en la entrada sobre Afrodita (ved aquí), Hefesto se casó con la diosa del amor por decisión de Zeus, ¿por qué? ¿le parecía divertido?. Michael Kölhmeier nos dice que, a primera vista, estar casado con la diosa del amor es maravilloso, pero lo cierto es que Afrodita no puede dejar de amar a otros hombres y el concepto de fidelidad u otro tipo de contención sexual le son ajenas. El amante preferido de Afrodita era Ares, quien le dio varios hijos de los que ya he hablado. Hefesto no sabía nada de esto, pero el resto de dioses sí eran conscientes de los encuentros secretos de los amantes.

"La fragua de Vulcano" de Jacopo Bassano.
        Helios, el dios del sol, le contó todo sobre la relación entre Afrodita y Ares. Hefesto, ultrajado, tramó una artimaña para atrapar a la pareja. Fabricó una red invisible que colocó sobre el lecho para que, cuando volviese a encontrarse con Ares, la red se cerrase atrapándoles a los dos sin que pudieran moverse. Cuando hubo sucedido, Hefesto convocó a todos los dioses y, acusando a su esposa de adulterio, exigió todos los regalos de boda. Los dioses se rieron de Hefesto por ser un cornudo, pero también acabaron riéndose de Afrodita y Ares.
"La fragua de Vulcano" de Velázquez.
      Velazquez ilustra en este cuadro el momento en que Apolo Helios visita la fragua en la que Hefesto y sus ayudantes, los Cíclopes (aquí humanizados) están fabricando armas, y le revela al dios el adulterio de su esposa con Ares.

"Venus, Vulcano y Marte" de Tintoretto.
"Aquí, como en el caso del trono de Hera, el hecho de que un ser humano (al igual que un dios) ser más ridículo cuando está obligado a hacer aquello que más le gusta muestra algo de refinamiento psicológico. Está calculado con alevosía, con una astucia insolente. Lo que más le gustaba a Hera era sentarse a la mesa y comer, de modo que fue allí donde la amarró Hefestos; a Afrodita le gustaba por encima de todo revolcarse en la cama con Ares, y allí precisamente la inmovilizó." Kölhmeier, Michael; Breviario de mitología clásica I, Circulo de Lectores, Barcelona, 2005. Pag. 93-94.
    Otra historia que hace ver ese carácter contradictorio del dios sucede durante una discusión muy fuerte entre Zeus y Hera, discusión producto de los celos de la diosa porque su esposo se iba con otras mujeres. Zeus, harto de los celos de su esposa, la colgó de los brazos, le ató un yunque a cada pie y dejó que permaneciera así. Fue Hefesto, el hijo despreciado y odiado por Hera, quien la liberó y como castigo fue arrojado por Zeus del Olimpo. Según unas versiones este es el origen de su cojera, y según otras esta sería la segunda vez que es arrojado del monte Olimpo. Pero no le guardó rencor a Zeus, ya que cuando le pidió que forjara las cadenas para atar a Prometeo este realizó el trabajo sin queja.

"Prometeo encadenado por Hefesto" de D. van Baburen.

       La entrada dedicada a Atenea contaba que Hefesto fue el encargado de abrir la cabeza de Zeus para que saliera la diosa. Desde entonces, Hefesto sentía un gran afecto por la joven diosa virgen. En una ocasión, Atenea fue a visitarle a la fragua y le pidió que le forjara una armadura nueva. Hefesto lo estaba encantado y le haría la más hermosa, pues la quería de todo corazón. La diosa se agachó de una forma provocativa sobre la mesa, de tal manera que Hefesto no fue capaz de contenerse y se abalanzó sobre ella para tomarla. Pero no consiguió dominarla aunque tuviese unos brazos musculosos, aunque llegó a eyacular sobre el muslo de Atenea. Tanto asco le dio a la diosa que rápidamente se limpió y lo arrojó a la tierra, donde surgió un extraño híbrido: Erictonio, un ser mitad hombre, mitad serpiente. Esto es lo más parecido a un hijo que tuvo Atenea y le acogió y protegió. Erictonio, héroe legendario de los atenienses, se convirtió en un gran inventor, fue él quien inventó la rueda puesto que no podía moverse bien debido a su deformidad del abdomen.

"Atenea despreciando las insinuaciones de Hefesto" de Paris Bordone.
Detalle de "El descubrimiento del niño Erictonio" de Rubens.

      Hefesto, aún siendo el dios más feo, se le atribuyen mujeres muy hermosas a parte de Afrodita, como a la más joven de las Gracias. La tradición le atribuye varios hijos, como el argonauta Palemón o el escultor Árdalo, ambos hijos heredaron la habilidad manual de su padre.

     En el arte es representado feo, cojo, con el pecho descubierto y los instrumento de la fragua como atributos: yunque, martillo o tenazas. En época moderna se le representa trabajando en su herrería, donde fabrica las armas y atributos de los dioses y héroes, mientras recibe la visita de los dioses.

"Venus pide a Vulcano armas para Eneas" de Anthony van Dyck.
"Venus en la fragua de Vulcano" de los hermanos Le Nain.
Tetis en el taller de Hefesto. Fresco pompeyano.

3 abr 2012

Hijos de Zeus. III, Ares

"El dios Marte" de Velazquez.
     Ares, dios de la guerra, es uno de los pocos hijos que tuvieron Zeus y Hera. Por tanto, forma parte de la segunda generación de dioses, como Apolo, Ártemis, Atena y otros más de los que aún no hemos hablado. Desde la época homérica encarna el espíritu de batalla, que goza de la matanza y la sangre, el más devastador y homicida, a diferencia de Atenea, que encarna la estrategia de batalla. Como contaba en la entrada anterior (Afrodita, diosa del Amor), tuvo cuatro hijos con Afrodita: Deimos y Fobos, que le acompañaban en la batalla; y Eros y Harmonía. Pero también tuvo relaciones con mujeres mortales, como Pirene, que le dio tres hijos: Cicno, Diomedes de Tracia, cuyas yeguas comían carne humana, y Licaón. Los tres murieron a manos de Heracles. También se le atribuye la paternidad de Meleagro y la de Driante y los tres juntos participaron en la cacería de Calidón. Otro hijo suyo era Enómano, que utilizaba las armas de su padre para matar a los pretendientes de su hija.



"Los horrores de la guerra" de Rubens.

      Ares no es un dios querido en el Panteón griego, dado su espíritu agresivo y cruel. Su carácter beligerante encontró mayor culto en la Roma de Augusto, al ser considerado el padre de los fundadores: Rómulo y Remo. Su tipo iconográfico de joven imberbe y desnudo se consagra en dos esculturas griegas, de las cuales solo tenemos referencia de sus copias romanas:

"Ares Ludovisi". Anónimo.
"Ares Borghese". Anónimo.

     Según la tradición, Ares vivía en Tracia, un país semisalvaje con un clima rudo y rico en caballos, habitado por poblaciones guerreras. También se decía que ahí vivían las Amazonas, mujeres guerreras hijas de Ares.

"La batalla de las Amazonas" de Rubens.

Ares en una cerámica.
       Como es comprensible, la mayoría de los mitos en los que hace su aparición Ares tienen una temática bélica, aunque no siempre salga vencedor. Desde la época homérica, parece que los griegos prefiriesen mostrar la fuerza bruta de Ares contenida o burlada por la más inteligente de Heracles o por la prudencia de Atenea. Esta diosa consiguió derrotarle en dos ocasiones: la primera fue en el campo de batalla en Troya, cuando Héctor se encontró cara a cara con Diomedes. Atenea luchaba a favor de Diomedes y Ares a favor de Héctor. El dios iba a atacar a Diomedes, pero Atenea, invisible gracias al casco mágico de Hades, desvía la lanza del dios y éste fue herido por Diomedes. Ares grita de dolor y huye al Olimpo, donde Zeus dispone que sea curado. La segunda vez que le derrota Atenea, también Troya como campo de batalla, le aturde con una pedrada en la cabeza.
 
"El combate de Marte y Minerva" de Jacques-Louis David.
        Pero esta rivalidad entre Ares y Atenea no sólo se manifiesta en el ciclo troyano. Heracles, héroe griego más bien conocido en su variante latina: Hércules, se enfrentó a Cicno, hijo de Ares. El dios de la guerra salió en defensa de su hijo, mientras que Atenea, en nombre de la razón, le invitó a someterse al Destino, que dispuso que Cicno muriera a manos de Heracles. Aún así, Ares no entró en razón y Atenea tuvo que intervenir desviando, una vez más, la lanza de Ares. Hércules aprovechó la situación para herir al dios, que, una vez más, huyó cobardemente al Olimpo. Pero esta era la segunda vez que el héroe le hería; la primera vez había sido ante Pilos, donde Heracles consiguió desarmarle.

Heracles y Cicno en una cerámica.
          En la colina de Atenas existe un lugar llamado Areópago, lugar donde se reunía el tribunal encargado de juzgar los crímenes relacionados con la religión. Este lugar también está relacionado con el dios Ares, puesto que allí, en un acto de violencia, Ares mató a Halirrotio, hijo de Poseidón. Este Halirrotio trató de forzar a Alcipe, la hija que Ares había tenido con Aglauro. Sin embargo, Poseidón le obligó a comparecer ante un tribunal compuesto por los Olímpicos. Ese sitio elegido para el juicio fue en la misma colina donde Ares dio muerte a Halirrotio. Ares fue absuelto y a partir de ese momento la colina recibió el nombre de Areópago (colina de Ares).

Colina del Areópago.
         Ares también tiene muchas leyendas sobre sus amores, pero el más conocido es, sin duda, sus encuentros furtivos con Afrodita. En el arte de la Edad Moderna este tema se retoma: Ares, recostado y dormido, es vigilado por Afrodita, mientras unos querubines o pequeños faunos juegan con sus armas. El tema se interpreta como una alegoría de la Paz o de la guerra vencida por el poder del amor. En otras ocasiones la relación es más explícita, siendo los amantes descubiertos por Hefesto, el esposo de Afrodita.

"Venus y Marte" de Sandro Botticelli.
Afrodita y Ares en un fresco pompeyano.
"Venus y Marte" del círculo de Antonio Canova.